Estudiante Steven Perry recluta miembros para fundar una asociación de baile latino en Columbia
Por Meredith MacKenzie
De la Redacción de Adelante Traducido por Tom Long
Inconsciente de la muchedumbre que lo rodea, Steven Perry, estudiante de tercer año de MU, fija toda su atención en su compañera de baile, Emily Orphan, mientras la guía por la pista de baile del Music Café, en Columbia. Otras parejas les abren paso para verlos mejor mientras se mueven al ritmo de la música del grupo Abatería.
Perry le da una vuelta que borra el espacio entre los dos, y ella no pierde ni un paso. Orphan pasa su mano por la espalda de Perry, y él la gira para que se miren otra vez. Son el eje del club, el punto en torno al cual gira todo el calor del ritmo latino.
Perry no se pierde las noches latinas del Music Café los viernes. Pero eso no es suficiente para un amante del baile. Por eso está animando a otros como él para que empiecen un Club Latino de Baile en MU. Perry espera contar con la aprobación del Grupo de Recursos Organizacionales de la universidad y del vice rector.
El joven ya encontró los 10 miembros necesarios, y muchos más que 10 han expresado su interés en el club. Perry escribió la constitución del grupo, un prerrequisito para todos los clubes de MU. Ahora sólo espera la aprobación y mientras espera, va religiosamente al Music Café todos los viernes.
Perry dice que su objetivo no es competir con el Club de Baile de Salón de MU, donde muchos de los bailarines de su club actualmente aprenden, practican y compiten. “Respeto y agradezco que exista un grupo de foxtrot, tango y vals”, dice Perry. “Pero no es lo mío.” Perry espera que el Club Latino de Baile complemente al club existente.
Meghan Mercier, estudiante de primer año, baila con la división competitiva del Club de Baile de Salón y ganó honores en Champaign-Urbana, Ill., y en St. Louis. Baila desde hace 10 años, pero se enamoró del baile latino al principios de este año. Meghan ve al Club Latino de Baile como mucho más que una oportunidad para bailar.
“Creo que estamos ahí para aprender diversos bailes latinos que quizás otras personas no conocen”, dijo. “Creo que además de bailar será un intercambio de culturas”.
Mirando la pista de baile de Music Café, la riqueza de culturas salta a la vista. Salsa, merengue, samba y cha-cha son algunos de los ritmos. Las barreras culturales se funden con los sonidos. El color de la piel y el idioma se difuminan en el baile. “Es realmente una celebración de culturas”, dice Perry.
El joven no siempre concibió a la salsa de este modo.
“La ironía es que al principio el baile latino fue…incómodo culturalmente”, dijo. “El baile latino no era atractivo; era demasiado bonito, demasiado inocente”.
La pasión de Perry por la salsa se desarro-lló mirando a otros. Al verlo moverse en el Music Café es fácil imaginar a Perry como maestro. Perry espera que el club no sólo le de una oportunidad para aprender nuevos pasos, sino una oportunidad para compartir su amor por los ritmos latinos.
El joven planea usar tácticas de “marketing guerrilla” - como colgar pancartas en todo el campus, colocar una mesa de información en Brady Commons y distribuir panfletos - para dar a conocer al club. Su talento en lo que llama “el arte de la salsa” y su sonrisa ya han atraído futuros miembros. Vince Demarest, un estudiante de MU que empezó aprender baile latino mientras vivía en Guatemala y Costa Rica, y Perry se hicieron amigos en el Music Café. Demarest dijo que bailar allí es diferente que en otros clubes, donde cualquiera puede bailar y la meta es conocer chicas. “Me gusta (la salsa) mucho; se necesita talento”.
Perry espera que el club pueda preparar a los novatos para la noche latina del Music Café -un ritual liberador que él se toma en serio. “Es comparable a una experiencia espiritual, perderse en la pista de baile”, dice. “Cuando estoy ahí, es como que los demás desaparecen.